GLADYS LAPORTE, LA ABUELA CUENTA-CUENTOS

24 de marzo de 2010 — CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES EN HOMENAJE AL BUEN JESUS DE PETARE, SE REALIZO UNA EXPOSICION EN EL MUSEO DE PETARE, BARBARO RIVAS, EN DONDE TUVO PARTICIPACION LA GRAN CUENTA CUENTOS Y PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO MIRANDA, GLADYS LAPORTE. REALIZADO POR: EDUARDO HERNANDEZ P.N.I.: 5.909 MUNICIPIO SUCRE, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA 03/2010

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viernes, 18 de junio de 2010

EL RABIPELAO

EL RABIPELAO CUIDADOR DE GALLINAS

CUENTO DE GLADYS LAPORTE

En el fundo de La Laguneta vivía un hombre llamado Fidelio, criador de gallinas ponedoras que vendía en el mercado del pueblo. El hombre tenía un enemigo de sus gallinas, el rabipelao del monte. Un día en que Fidelio estaba contando los destrozos, dijo entristecido:
-Hoy son veinticinco gallinas, si la cosa sigue así me voy a quedar en al calle.-
Entonces se decidió a armar una trampa para agarrar al bicho y quemarlo en el campo.
Una mañana descubrió que en la trampa había caído un hermoso y gordo rabipelao.
-¡Ajá! ¡Ahora si es verdad que vas a saber de lo que es capaz Fidelio- dijo el hombre.
Acercándose a la trampa vio los ojos llorosos del rabipelao que lo miraba lleno de miedo.
- ¡Ah, ahora si estas asustado! – dijo Fidelio- Pero cuando estas comiendo mis gallinitas te pones muy contento.
El rabipelao que no era tal, sino una rabipelá embarazada le habló y le dijo:
¡Por favor, no me mates! Dios me hizo igual que a ti. –
-Yo no mato gallinas- le dijo Fidelio.
La rabipelá movió la cabeza y negó. Le dijo:
-Me gustan las gallinas, pero yo no las mato por placer, como tu que matas onzas, venados y zorros para lucirte con tus amigos. Yo mato para comer y sólo cuando no consigo comida en el bosque, bajo a tu fundo a comerme una gallina. ¡No me mates! Fidelio, que estoy embarazada y si me matas se morirán mis hijos. ¡Piedad, piedad de mi! -
Fidelio era un hombre rudo, avezado trabajador del campo, pero tenía un gran corazón y, entonces, soltó a la rabipelá y la dejó ir para el monte.
A los pocos días se presentó ante Fidelio un gran rabipelao que le dijo:
- Yo soy el hijo mayor de la rabipelá que soltastes y ella me manda para que me emplees cuidándote tu gallinero y tus hortalizas.
-¡Ja, Ja!- Se rió Fidelio- ¿Tu como que crees que yo soy tonto? Eso es como poner un zamuro a cuidar pellejos. Ahorita te voy a dar un tiro con mi escopeta, para que no te queden ganas de volver por aquí.-
No. - le dijo el rabipelao- Yo voy a marcar el territorio con mi orina y no dejaré entrar a ningún otro rabipelao. Y después, cuando yo me case y tenga familia, ellos también me ayudaran por otros lados, vigilando tus pertenencias.
¿Y qué tendría yo que darte? – le dijo Fidelio.
-De vez en cuando me darías una gallinita flaca y débil-le contestó el rabipelao-
-¿Y cuántas veces sería eso?-
-Cuando yo no consiga comida en el monte. Te saldrá muy barato.-
Fidelio se rascó la cabeza, confundido. Eso de poner a un rabipelao a cuidar sus gallinas era algo nunca visto. ¡Fin de mundo! Pero aceptó el trato y apretó la patita del animal.
-¡Vamos a ver para creer!-
Y así fue como desde ese día al rabipelao lo llamaron “rabigallo”.Cuando uno va a la finca de Fidelio, ahí se le puede ver, echado y con los ojos alertas junto al corral, al rabipelao cuidador de gallinas.¡Y colorín colorao este cuento se ha acabao.

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