GLADYS LAPORTE, LA ABUELA CUENTA-CUENTOS

24 de marzo de 2010 — CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES EN HOMENAJE AL BUEN JESUS DE PETARE, SE REALIZO UNA EXPOSICION EN EL MUSEO DE PETARE, BARBARO RIVAS, EN DONDE TUVO PARTICIPACION LA GRAN CUENTA CUENTOS Y PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO MIRANDA, GLADYS LAPORTE. REALIZADO POR: EDUARDO HERNANDEZ P.N.I.: 5.909 MUNICIPIO SUCRE, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA 03/2010

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viernes, 7 de mayo de 2010

EL CUMPLEAÑOS DE JULIETA MARISALÁ


EL CUMPLEAÑOS DE LA SARDINA JULIETA MARISALA






-¡Julieta Marisalá, Julieta Marisalá!
¡La más bella sardinita
que vive aquí en Pampatar!
¡Julieta Marisalá la conocen por los mares
de Cubagua a Naiguatà!
¡Julieta Marisalá, Julieta Marisalá,
la sardinita más linda que nada en la ancha mar!
Este era el canto de los muchachos sardinas que todas las tardes gritaban cuando iban a nadetear a la plazoleta y escuchetear los cuentos que el viejo Pulpo y la tía Mantaraya les iban a contar.
Era toda una ceremonia, porque en el mar cuidan mucho a los pequeños. Las anguilas prendían sus linternas, las almejas prestaban conchas viejas para que se sentaran los peces mayores, los caballitos de mar se ofrecían para corretear a los más chiquiticos, que se escondían entre las piedras. Las medusas abrían sus tentáculos y los pececitos se colgaban de ellos girando y girando como un palo de sillas voladoras El pez martillo subía a dos parejas para que se mecieran como un subibaja. La mantaraya se extendía como una gran carpa para cubrir a la abuela pulpo que también acudía a escuchar a su esposo. A eso de las seis y media Julieta hacia su aparición. Ella era una sardina coqueta, muy contenta por ser la única sardina que tenia una canción particular.
A Don Pedro Marisalá, no le hacia mucha gracia eso, no le gustaba que su hija fuera tan popular, le decía:
-¡Sardina que se respeta, no puede ser tan coqueta!-
La sardinita lo abrazaba y lo besaba y el viejo sucumbía ante sus arrumacos, pero mantenía sus ojos vigilantes, pues Julieta tenía muchos pretendientes: carites, pargos, tiburones y peces vela y hasta el hijo del pulpo se volvía un rollo por abrazar a la sardinita. Y el cangrejo se paralizaba, no sabía andar para atrás cuando se le ponía al frente Julieta Marisalá, quién no le hacia caso a ninguno, porque ella estaba enamorada.
-¡Si señor, enamoradísima!-
Había entregado su corazón a un camarón colorao, que había conocido en un viaje que hizo su cardúmen a las costas de Chichiriviche el año pasado.
Llegó el día del cumpleaños de la sardinita y entre todos sus amigos le hicieron una torta. Los ballenatos le dieron una serenata y los caballitos de mar, con unas conchas prepararon un carruaje para pasearla, pero ¡Que va¡ Nada alegraba a Julieta, estaba triste.
-¡Su amado camarón no llegaba!-
Y era muy tarde. Los muchachos cantaban:
-Julieta Marisalá, Julieta Marisalá,
la sardina más linda que nada en el ancho mar!-
Julieta lloraba escondida en su cuarto, mojando más la arena. Pero, de pronto, creyó que su pequeño corazón de sardina se paralizaba, pues entre el coro de voces infantiles pudo distinguir un vozarrón, que cantaba:
Julieta Marisalá, la sardina más bonita
que nada en el ancho mar!-
- ¡Era su camarón colorao, que llegaba de Chichiriviche respondiendo a su amor!
Limpió sus lágrimas, se puso sus corales y salió a recibirlo
- ¡Su amor que no la había olvidado!.
¡Y colorín colorao este cuento se ha acabao!

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