GLADYS LAPORTE, LA ABUELA CUENTA-CUENTOS

24 de marzo de 2010 — CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES EN HOMENAJE AL BUEN JESUS DE PETARE, SE REALIZO UNA EXPOSICION EN EL MUSEO DE PETARE, BARBARO RIVAS, EN DONDE TUVO PARTICIPACION LA GRAN CUENTA CUENTOS Y PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO MIRANDA, GLADYS LAPORTE. REALIZADO POR: EDUARDO HERNANDEZ P.N.I.: 5.909 MUNICIPIO SUCRE, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA 03/2010

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jueves, 13 de mayo de 2010

TITA LA RATITA SALVADORA


UNA RATITA SUELTA EN PRIMERA CLASE
CUENTO DE GLADYS LAPORTE

Un niño de La Guaira lloraba en las cercanías del puerto, había perdido su hámster. La mamá le decía:
-¡Ya no llores más! No vale la pena llorar por una rata.-
- ¡Ojalá mi ratita encuentre a alguien que la quiera como yo ¡-Pedía el niño.
A todas estas, la ratita perdida había entrado en uno de los galpones llenos de contenedores para exportar e importar, llenos de bultos de ropa, sedas de China, algodones de la India, telas de nylon de los Estados Unidos y trocitos de bambú con que están hechos los muebles de Las Filipinas. En otros cajones había cosas que expedían un grato y rico olor, la ratita trató de leer, pero no sabía italiano: “Fromaggio”.Oliendo y oliendo, sniff, sniff, la ratita daba vueltas alrededor del cajón con mucho apetito. Sintió ruidos y voces, eran los caleteros del puerto. Como pudo se escondió en un saco y oyó la voz de un cargador que decía:
¡Oh fromaggio, fromaggio de la piú bela Italia!-
La ratita tampoco entendió y se quedó quietecita. De repente se sintió izada por los aires y fue lanzada a un rincón. Casi queda aplastada bajo una inmensa caja de madera. Cuando todo quedó en silencio salió de su escondite. Estaba en la inmensa bodega de un barco que zarpaba quien sabe con que destino. La ratita, temblando de miedo, salió de allí como pudo y se aventuró por los largos pasillos con puertecillas a lado y lado. Al final divisó una escalera angosta y empinada y por allí subió. En un gran salón hediondo a alcohol y humo de tabaco, estaba un grupo de hombres conversando, jugando cartas y billar: eran los marineros del barco. Siguió corriendo por las orillas y subió otra escalera. En ese salón estaban muchos niños y mujeres que cantaban: era tercera clase. Subió más y esta vez alcanzó una hermosa cubierta que daba al mar, con una gran piscina de agua salada en el centro y hombres y mujeres asoleándose alrededor. La ratita pudo ver una mesita con una bandeja llena de frutas de diversas clases y una bebida rosada con una guinda y un paragüita chino. Hacia allá corrió desesperada, muerta de hambre y de sed.
-¡Chaz¡-
Se lanzó con tal fuerza sobre la bandeja que derramó la copa sobre una señora blanca y obesa que estaba recostada en una tumbona. Cuando la dama la vio, dio un chillido que debió cruzar el océano:
¡Ay, ay, ay, Ayayay! ¡Una ratita suelta en primera clase, que horror! ¡En primera clase!-
En eso llegó un camarero con una escoba y le dio tal empellón a la ratita, que casi cae al mar, pero tuvo la suerte de caer en un bote salvavidas que iba colgado de un lado de la nave. Pasó la noche y a eso de las tres de la madrugada sonaron las sirenas:
¡Emergencia ¡ ¡Emergencia ¡
Se asomó y pudo ver que salía humo del barco. En el mar se encontraban todos los botes salvavidas llenos de pasajeros, En el que estaba aún no lo habían bajado, porque estaban colocando a la señora blanca y obesa, que había asustado. Los marineros trataban de hacer llegar el bote al agua, pero no podían porque una soga había quedado enredada en una de las poleas. La dama lloraba desesperada y los marineros tuvieron que dejarla porque, si no, morirían junto a ella. No se podía hacer nada y la señora se quedó desesperada, sin poderse mover por lo gorda. La ratita salió del escondite y la vio.
-¡Ratita, aquí nos ahogamos!- Le dijo la señora, resignada.
La ratita subió por la cuerda y se puso a roer y roer hasta que logro cortarla. Al fin, el bote cayó al agua y se alejó del buque que se hundía. La señora agradecida abrazó y besó a la ratita y, al llegar al puerto, contó a todo el mundo lo que había sucedido. La noticia se publicó en los periódicos y salió por televisión.
-”Ratita heroína salva a una dama gorda y blanca, muy adinerada”-.
En un país muy lejano un niño sonrió viendo a su hámster héroe en el televisor, tendida en una camita de lujo y comiendo un pedazo de queso, más grande que ella, frente a las cámaras.
-¡Ah, ahí estás sinvergüenzona!- Exclamó riendo.
Hoy la ratita “Tita”, que es como la llama su dueña, viaja siempre en primera clase Ahora come fromaggio que ya sabe que es queso y “manggia rissotto bruchatto”, que es arroz quemado.
¡Y colorín colorao este cuento se ha acabao!

1 comentario:

GLADYS MARGARITA LAPORTE DE VILLEGAS dijo...

ESTE ERA EL FAVORITO DE MI NIETA KARLA, A ELLA NO LE GUSTA QUE LLAME RATITA A SU HAMSTER, PERO COMO SE PARRECEN TANTO! ¿ QUE PUEDO DECIRLE?

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