GLADYS LAPORTE, LA ABUELA CUENTA-CUENTOS

24 de marzo de 2010 — CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES EN HOMENAJE AL BUEN JESUS DE PETARE, SE REALIZO UNA EXPOSICION EN EL MUSEO DE PETARE, BARBARO RIVAS, EN DONDE TUVO PARTICIPACION LA GRAN CUENTA CUENTOS Y PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO MIRANDA, GLADYS LAPORTE. REALIZADO POR: EDUARDO HERNANDEZ P.N.I.: 5.909 MUNICIPIO SUCRE, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA 03/2010

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sábado, 29 de mayo de 2010

EL PARAGUAS DE CRISTAL


EL PARAGUAS DE CRISTAL

CUENTO DE GLADYS LAPORTE ABUELA CUENTA CUENTOS

Estera, estera, estera, la vieja estera, esta era una ciudad maravillosa, encantada, donde todos los vecinos se conocían y se amaban entre sí, el entretenimiento principal de los habitantes era hacer música con lo que encontraran: instrumentos reales y forjados. Trombones, flautas, cornos, trompetas, tambores, castañuelas, panderetas y con tenedores de comer, rallos, tapas de ollas. Se enseñaban unos a los otros a tocar los diferentes objetos que se usaban para musicalizar. Tenían una gran orquesta que se reunía en el estadium todos los domingos para ensayar, de las ciudades vecinas, venían a ver el espectáculo que además era gratuito.
Lo más sorprendente es que de cuando en cuando caía una especie de llovizna de notas musicales y se veían en letras doradas y plateadas los símbolos de Do, Re Mi, Fa, Sol, La, Si y se escuchaba claramente la nota, lo que hacía un concierto maravilloso. Los vecinos sacaban entonces sus paraguas de cristal para protegerse de aquella nube de notas y el choque de éstas contra el vidrio, formaba unas nuevas melodías que envolvían a todos en una especie de encantamiento por tantos sonidos estupendos.
Como nunca falta quien tenga envidia de lo bello, vivía en el fondo del umbroso bosque una malvada bruja a quien le disgustaban los primorosos sonidos que provenían de la ciudad y cuando llovía las resonancias eran aún más agudas, la vieja se tapaba los oídos con dos trozos de tusa y gritaba encolerizada por toda su covacha:
- Debo acabar con ese ruido ensordecedor. ¿Qué se creerá esa gente? Que puede perturbar la tranquilidad de una buena ciudadana. ¡Ah no! ¡Yo acabo con esto o dejo de llamarme Brujiana!
Desde ese día la bruja comenzó a maquinar como haría para estropear la hermosa música de la ciudad.
Una tarde en que estaba cayendo la lluvia de notas, la bruja se vistió elegantemente y se fue al centro de la metrópoli con su paraguas de cristal, pero no era tal, sino el caldero en que hacía los hechizos, que la vieja había transformado en paraguas. La hechicera recibía las notas en el paraguas volteado al revés y lo iba llenando, cuando tuvo suficientes para llenar el caldero, lo cerró y se lo llevó a su cueva en el bosque.




Enseguida que llegó, devolvió al paraguas su forma de olla negra y mugrienta y ésta quedó llena de notas, que se desparramaban por el piso. Brujiana abrió un viejo libro de magia y buscó en sus páginas algo que pudiera hacer para destruir las notas musicales, por fin en la página veintinueve encontró algo que podía servirle decía así:
Hechizo para destruir música Página 29
Ingredientes:
Un diente de león negro (esto es una planta)
Un escarabajo Hércules de alas verdes
Una cebolla podrida
Tres pelos de la ceja de un caimán
Un ala de murciélago de tres alas
Un trozo de cristal del paraguas de una señorita
Y diez centímetros cúbicos de lluvia de música
Además todas las notas musicales que puedas recoger
Instrucciones:
Remojar en el agua de lluvia de música, dentro del caldero, todos los ingredientes, menos los pelos de la ceja del caimán que se le ponen de último. Remover muy bien con un cucharón de cobre hasta formar un líquido azul-verdoso, con consistencia de petróleo.
Introducirlo todo en un asperjador de matar mosquitos y regarla en el sitio que se quiere librar de la música.
La Bruja se dijo: -Sólo tengo las notas musicales y el agua de lluvia, tendré que salir a buscar los otros ingredientes.
Bueno, Brujiana se fue a la huerta y sacó una cebolla grande y la colocó en la ventana del cuchitril para que le diera la luz de la luna y del sol y se pudriera rápido. Después se fue a lo más intrincado del bosque y arrancó la mata de diente de león negro, cazó al escarabajo Hércules y persiguió al murciélago de tres alas, pero no lo pudo agarrar, tendría que dejarlo para el día siguiente.
En la madrugada se fue a la orilla del pantano, donde reside el caimán ojituerto y tuvo que esperar a que se durmiera bien, no fuera a ser que le arrancara un brazo o una pierna; al ser molestado. Aunque los caimanes ojituertos duermen con un ojo abierto no ven cuando están dormidos, pero la bruja tenía miedo, así fue que esperó un buen rato y al fin se decidió, a sacarle los tres pelos de la ceja con unas pinzas que ella misma usaba. Los obtuvo y se fue muy contenta a su casa.







A la noche siguiente se fue con una china al bosque para tratar de conseguir el ala del murciélago. A la primera pedrada el vampiro se puso bravo y vino y le chupó la verruga de la nariz a la vieja, quien casi se desangra por la hemorragia. Tuvo que trabajar bastante; siguiendo al quiróptero pero al fin lo consiguió y logró arrancarle el ala. Ya tenía como ocho días tratando de juntar los ingredientes y cuando ya perdía la paciencia, se decidió regresar a su cuchitril a realizar el hechizo.
Repasando la lista se dio cuenta que faltaba aún el trozo de cristal del paraguas de una señorita.
Entonces tuvo que regresar a la ciudad cuando llovía música y vio a muchas señoritas con paraguas de cristal, pero no encontraba la forma de cómo conseguir uno; hasta que vio a una muchacha muy joven que bailaba al son de la música y cerraba los ojos para dar la vuelta, a la sazón la vieja le metió el pie para que cayera y así sucedió, cayó al piso y con ella su bello paraguas que se partió en cuatro trozos, la vieja recogió uno rápidamente y lo guardó en su bolsa y se fue del lugar tan pronto como le fue posible. Por lo que no pudo ver que la joven recogió su paraguas y cómo éste era mágico se volvió a unir y quedó como nuevo, aunque claro está le faltaba el pedacito que Brujiana se había llevado.
Ya en su caverna la vieja bruja se dispuso a elaborar el hechizo que acabaría con la música en aquella bella ciudad. Echó todos los ingredientes en la cazuela pero el trozo de cristal del paraguas de la señorita no se derritió con el calor del caldero y quedó en el fondo de la olla, la vieja bruja obtuvo el maligno líquido y lo colocó en el asperjador y esperó a que llovieran notas musicales, entonces se montó en su escoba y fue regándolo por todo el espacio, a medida que la pócima iba cayendo, se iban apagando las notas y casi no se oía la música y las personas que estaban tocando no escuchaban sus instrumentos, todo se iba acallando poco a poco y la gente se puso muy triste, porque no sabían que había ocurrido con la más grande distracción que tenían. Un domingo se reunieron todos en el estadium para ver que hacían para solucionar el problema y una señora dijo que ella creía que se trataba de un hechizo, por las características de la situación. Entonces la muchacha que tenía el paraguas de cristal roto dijo: -Es verdad, yo también pienso que es un hechizo porque a mi paraguas le falta un trocito de cristal y todas las noches llora por esto.
Entonces todos le dijeron a la joven que por qué no había hablado antes y ella contestó que no tenía ni idea de por qué pasaba esto.








Al punto los vecinos decidieron nombrar una comisión para que fuera a hablar con el Hada de la Música para exponerle lo ocurrido y les consiguiera una solución, entre ellos quedó la muchacha del paraguas roto.
Fueron hasta la Montaña Musical, donde vivía el Hada y hablaron con ella y le contaron todo lo que sabían.
Entonces el Hada les dijo que ese hechizo sólo podía romperse consiguiendo el fragmentito de cristal que le faltaba al paraguas de la señorita y que tendría que ir a buscarlo ella misma a la gruta de la bruja Brujiana, debía llevar el quitasol roto y lograr que el trocito de cristal se adhiriera al mismo.
La muchacha estaba muy asustada por tener que ir al Bosque y encontrarse con la bruja, pero entonces todos los vecinos acordaron acompañarla hasta cerca de la cueva armados con picos y martillos para defenderla si la atacaba. Cuando llegaron cerca de la covacha vieron que la bruja salía volando con su escoba y se escondieron muy bien, al punto la señorita se fue a la casa de la bruja, con el paraguas abierto y buscó por todas partes, pero no encontraba nada, hasta que al fin de la marmita saltó el pedacito de cristal y se pegó al paraguas y enseguida sonaron en el espacio todas las músicas que habían estado reprimidas y todos pudieron ver como la bruja que regresaba su casa se volvía polvo en el aire.
Todos regresaron a la ciudad y comenzaron a tocar sus instrumentos de nuevo y dicen que esa ciudad se llama Barquisimeto la ciudad musical de Venezuela y colorín colorao este cuento se ha acabao. Los ama Gladys Laporte la abuela Cuenta Cuentos. Noviembre de 2007. 2

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