El blog de Gladys Margarita Laporte de Villegas "La Abuela Cuenta-cuentos de Guarenas,Patrimonio Cultural Viviente del Estado Miranda (Venezuela) Desde Guarenas para el mundo... CONTACTO: en-elocaso@hotmail.com
GLADYS LAPORTE, LA ABUELA CUENTA-CUENTOS
24 de marzo de 2010 — CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES EN HOMENAJE AL BUEN JESUS DE PETARE, SE REALIZO UNA EXPOSICION EN EL MUSEO DE PETARE, BARBARO RIVAS, EN DONDE TUVO PARTICIPACION LA GRAN CUENTA CUENTOS Y PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO MIRANDA, GLADYS LAPORTE.
REALIZADO POR: EDUARDO HERNANDEZ P.N.I.: 5.909
MUNICIPIO SUCRE, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA
03/2010
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jueves, 13 de mayo de 2010
LA HORMIGUITA AZUQUITA
LA HORMIGA AZUQUITA Y EL TERRONCITO DE AZUCAR
CUENTO DE GLADYS LAPORTE
Las hormiguitas son muy obedientes y trabajan mucho para almacenar alimento para los días de invierno. Ellas tienen una reina, unas obreras y un zángano, que aunque tiene ese nombre, si trabaja, ya que tiene la obligación de ayudar a criar a las larvitas, junto con la reina.
En uno de esos hormigueros, vivía una hormiguita muy joven llamada “Azuquita”. Ese sobrenombre se lo habían puesto sus amigas, porque ella se moría por un terroncito de azúcar, lo que muchas veces le había ocasionado problemas a ella y a la comunidad, porque por andar buscando azúcar las había puesto en peligro.
Varias veces había sido amonestada por salirse de la fila para ir detrás de un nevado terroncito.
-¿Te has fijado que las hormiguitas salen del hormiguero como un diminuto ejército? Mandan un grupo adelante que son las vigías, quienes avisan de los peligros que pueden aparecer en el camino y alertan indicando la mina de alimentos que van a recoger para llevar al granero del hormiguero. Cuando esta cuadrilla de hormigas regresa, se van acercando a saludarlas las que vienen en camino. Y las abrazan con sus antenitas, diciendo:
-¡Hola Hormiga! ¿Cómo estás?
Le notifican donde está la mina, o les avisan del peligro. Como esas hormigas han tenido que salir muy temprano a inspeccionar, se devuelven para la casa a descansar hasta que les vuelva a tocar la guardia. Por eso es que estas hormiguitas no traen nada cuando vienen de allá para acá. Delante del grupo de las vigías va el grupo de las guardianas, bien armadas, que protegen a las hormigas de los peligros de la vía e incluso dan la vida por sus hermanas.
A veces vemos como un grupo de hormigas traen a una hormiguita muerta cargada, como en un entierro. Es para que las demás se den cuenta de los que les puede pasar si se desvían del camino o cometen errores.
Las hormigas tienen su tren subterráneo y autopistas exteriores en campos, praderas, ciudades y edificaciones.
Se ha sabido de hormigas que han viajado al espacio. Una de ellas es nuestra nombrada Azuquita, quien para los años sesenta se encontraba en Cabo Cañaveral, buscando alimentos, pero en una base espacial es muy poco lo que se puede conseguir.
Fue así que Azuquita vio un terroncito de azúcar moreno sobre un platico de vidrio en el laboratorio. Enseguida puso su radar a funcionar, pero no pudo saber de que tipo de azúcar se trataba porque estaba muy duro, era un poco extraño, tenía huecos como el queso, pero no olía ni sabía a nada.
Azuquita se metió en uno de los huecos y de pronto se sintió elevada por los aires, atrapada entre las pinzas de un robot y fue colocada dentro de un frasco de cristal transparente unido a unos tubos de oxígeno. Azuquita se escondió más dentro del terroncito de azúcar al cual seguía tratando de detectar con dientes y antenas
-¿Qué sería aquello? ¡Nada! Por lo menos a azúcar no sabía, ni olía.-
El frasco fue subido a un trasbordador espacial, colocaron el frasco cerca de una ventana de la nave y Azuquita pudo salir de su escondite y ver los comandos del aparato y a los tripulantes que se alistaban para emprender el viaje. Luego de una fuerte explosión, ya en el espacio, Azuquita vio todo negro a su alrededor. Trató de ver hacía afuera de la nave y pudo observar en el mar cósmico a millares de estrellas y galaxias borrosas como un enjambre de luciérnagas brillantes. A la derecha un grupo de cometas que, como vagones de un tren, se perseguían indefinidamente. De pronto, se acordó de la larga fila de hormigas de donde provenía y lloró.
De repente una explosión terrible dentro de la nave y el frasco donde viajaba Azuquita junto al terroncito, fueron lanzados al espacio a la órbita de Marte, a una velocidad de años luz. El frasco fue atraído por una fuerza muy grande y Azuquita, dentro de su terroncito, fue a parar al rojo suelo lleno de agujeros, sin una gota de agua y muy poco oxígeno. Azuquita estaba muy asustada ya que flotaban en el enrarecido gas del planeta. De un lado surgió un robot con un brazo de metal y recogió al terroncito.
Azuquita se escondió muy bien y pudo ver como la máquina le tomaba fotografías al terroncito, luego el aparato comenzó a descender por unos túneles de vidrio y una luz de halógeno y cuarzo hicieron un efecto de doble haz de luz que formó una especie de túnel, desde donde Azuquita pudo ver alrededor miles de celdas como las de un hormiguero y escuchar un nivel de sonidos graves a un alto volumen. Era una música que salía a través de diminutos altoparlantes que producían los más bellos sonidos, que oído alguno jamás hubiera escuchado. Azuquita seguía viajando en su improvisada nave, su terroncito, que no era azúcar sino un trozo de roca lunar que estaba en investigaciones científicas, en la tierra. Y los humanos la iban a llevar a su sitio de origen. Como la nave explotó fueron absorbidos por la gravedad de Marte y ahora Azuquita se encontraba entre marcianos, quienes al verla pensaron que ella era una representante terrícola. La atendieron y buscaron el idioma de hormiga y le hablaron en su propia lengua dándole el siguiente mensaje:
“QUEREMOS FIRMAR UN CONVENIO DE PAZ CON TODOS LOS HABITANTES DE LA GALAXIA”
-Con mucho gusto- contestó la hormiguita -llevaré el mensaje si me ponen de nuevo en la órbita de la tierra para regresar a mi casa.-
Los marcianos, que eran enormes, delgados y con una cabezota, le dijeron que sí y le prepararon una pequeña nave para ella y su terroncito de roca lunar.-
-Es una nave solo para llevarte. Luego la regresaremos y en unos cuantos días visitaremos la tierra con muchas de nuestras naves, para firmar el convenio.-
Cuando Azuquita regresó a la tierra sus hermanas la recibieron con mucha alegría ya que pensaban que se había perdido en el espacio. Todas pudieron verla descender de la pequeña navecita, cuya tecnología le enseñaron mediante recursos muy avanzados.
Le dijeron, entregándole igualmente unos aparatitos muy pequeños.
-Tú y tus hermanitas, ahora pueden construir naves para explorar el universo. Con estos métodos de enseñanza que tienen los aparatos, podrás trasmitir los conocimientos que ahora tienes.
Entre todas las hormigas cargaron el terroncito y los aparatos hasta le puerta del hormiguero. El terrón lo dejaron fuera, para que Azuquita lo visitara todos los días, ya que era muy pesado y grande y no cabía por el agujero. Los aparatos los metieron en lo profundo del hormiguero y, desde el primer día, Azuquita comenzó a enseñar a sus hermanitas como viajar por el universo. Y todas las noches se asoman para esperar la llegada de los marcianos.
¡Y colorín colorao, este cuento se ha acabao!
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1 comentario:
MI NIETA AMANDA ME OBLIGABA A CONTARLE ESTE CUENTO DURANTE SUS PRIMEROS CINCO AÑOS, PERO COMO ERA ANTES DE DORMIR, SIEMPRE SE DORMÍA A LA MITAD Y NUNCA LO TERMINABA DE ESCUCHAR HASTA QUE INVENTÉ DIVIDIRLO EN MINICAPITULOS Y ASÓ LE PUDIMOS DAR FIN
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