EL OJO DE AGUA DE CASARAPA

Hace ya unos cuantos años, en tiempos de los indios huerenas, vivía por los lados de Cloris un cacique y su tribu, compuesta de hermosas mujeres y gallardos hombres que tenían sus casas por las montañas cercanas a la Laguna QUE LOS INDIOS LLAMABAN EL OJO DE AGUA POR DONDE DIOS NOS MIRA. En la hacienda de los blancos vivía un alemán con su esposa indígena. El día que tuvieron una hija, el padre intentó ponerle el nombre de Clorinda, recordando a una Diosa alemana, pero la madre se le adelantó con el nombre «Luna llena que se mira en el ojo de Dios», porque la luna se reflejaba en la laguna la noche que la niña nació. El cacique también tuvo un hijo y como nació el día en que se celebraban los rituales de las lapas, lo llamó «Cazalapas» Los indios cazaban las lapas que les proporcionaban alimento, quemaban los huesos y los lanzaban al centro de la laguna para agradecer a Dios por la cacería y la proliferación de animales y plantas. Los indios creían que las lagunas eran el ojo de Dios por el que miraba todo lo que los hombres hacían en la tierra.
Cazalapas llegó a ser un príncipe indígena fuerte y hermoso y el mejor cazador de lapas de la tribu. Se la pasaba buscando presas por los alrededores de la laguna.
Por su parte, Cloris se transformó en una preciosa joven que iba todas las tardes a bañarse a la laguna.
Una tarde se encontraron los dos muchachos y se enamoraron perdidamente. Comenzaron a verse todas las tardes a orillas de la laguna y su amor iba creciendo. Cuando el padre observó el comportamiento de Cloris, envió a un hombre a averiguar lo que sucedía. Cuando se enteró que su hija estaba enamorada de un indio, la mandó a encerrar en una choza cercana al río con su aya, una india curandera y maga. Al no poder ver a su amor, la niña languidecía y un día la maga la transformó en una hermosa lapa para que fuera hasta la laguna sin que nadie se diera cuenta. Corrió y corrió hasta llegar a la laguna. Y, en efecto, allí estaba Cazalapas, desesperado. Consumido por la angustia de no poder contemplar y amar a su princesa. Al ver a aquella preciosa lapa el joven cazador la apuntó con su flecha y la hirió en el corazón. En ese momento se transformó en Cloris y se arrojó al medio de la laguna. Cazalapas, como loco, se fue detrás de ella y ahí se ahogaron los dos enamorados.
Y dicen que en noches de luna llena salen las dos almas a orillas de la laguna convertidos en dos enormes boas. Todo aquel que cae en la laguna, jamás es encontrado y se hunde para siempre.
¡Y Colorín Colorao este cuento se ha acabao!