El blog de Gladys Margarita Laporte de Villegas "La Abuela Cuenta-cuentos de Guarenas,Patrimonio Cultural Viviente del Estado Miranda (Venezuela) Desde Guarenas para el mundo... CONTACTO: en-elocaso@hotmail.com
GLADYS LAPORTE, LA ABUELA CUENTA-CUENTOS
24 de marzo de 2010 — CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES EN HOMENAJE AL BUEN JESUS DE PETARE, SE REALIZO UNA EXPOSICION EN EL MUSEO DE PETARE, BARBARO RIVAS, EN DONDE TUVO PARTICIPACION LA GRAN CUENTA CUENTOS Y PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO MIRANDA, GLADYS LAPORTE.
REALIZADO POR: EDUARDO HERNANDEZ P.N.I.: 5.909
MUNICIPIO SUCRE, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA
03/2010
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viernes, 7 de mayo de 2010
EL NIÑO QUE COMPRÓ UNA MADRE
En una ciudad de un país de este mundo vivía un hermoso niño, huérfano de madre. Su padre era marino mercante y por ello se la pasaba viajando de puerto en puerto y tenía muy poco tiempo para dedicarle a su pequeño hijo. Así, el muchachito vivía en una hermosa casa, acompañado de sus abuelos y tíos. El padre se esmeraba en comprarle los mejores regalos tratando de compensar su ausencia.
Una vez, cerca del día de la madre, el marino llevó a su hijo a un gran centro comercial, para que escogiera el regalo para sus abuelas y tías. Generoso, le dijo que tomara para si el que más le gustara.
Pero el muchacho no quería ninguna de las cosas tan bonitas que había en el departamento de juguetes, sino que insistentemente repetía:
-Papi, cómprame una madre nueva.
-¡Eso es imposible, hijito!, Las madres no se compran, son un regalo de Dios.
-Pero, Papi ¿Porqué Dios me quitó la mía?
-¡Ay hijo querido ¡Tu madre era tan bella y buena que a lo mejor Dios necesitaba un ángel especial, que fuera a consolar a tantos niños que se quedan sin madres. Las que mueren a consecuencia de las guerras, las que mueren huyendo de sus perseguidores en las fronteras, las que tienen que irse a buscar trabajo en otras partes, las que mueren de hambre dejando a sus hijos solos-.dijo el padre.
-Pero yo también soy un niño y mi madre me dejó solo.
-Solo no, Manuelito. Tienes un padre, abuelos, tíos y primos y además un precioso perro, una casa grande y bella y todo lo que necesitas.-
-Bueno papi, abuelita dice que Dios es el dueño de todo y que sabe lo que hace. Pero, debería saber que todo niño, por más familia y cosas que tenga le hace falta su madre.-
El avezado marinero de los siete mares, capitán de un barco y de hombres de mar, apenas podía contener las lágrimas ante las razones que su hijo exponía. El mismo llevaba esa pregunta en el alma sin encontrar una respuesta adecuada.
Siguieron mirando aquí y allá por la tienda. Cuando pasaron por el departamento de damas, en una esquina estaba el maniquí de una hermosa modelo, vestida con un lindo traje blanco.
Manuelito al ver la muñeca dijo:
-Papi cómprame esa muñeca para que sea mi mami.-
El padre en su afán de complacer al niño, no lo pensó dos veces y se fue a hablar con el gerente, quien le manifestó que no era posible vender el modelo porque era un muestrario del almacén, el propietario nunca lo permitiría. El hombre insistió y ofreciendo una enorme suma de dinero, logró su objetivo.
Padre e hijo llegaron muy contentos a la casa y el niño llevaba de la mano al gracioso maniquí que se desplazaba por unas rueditas colocadas en la parte de abajo. Cuando la abuela vio aquello y supo de las pretensiones del niño, se enojó mucho
-¡No comprendo como cumples los caprichos de ese niño malcriado! Contribuyes a que cultive fantasias malsanas- Le dijo.
El padre sonrió.
-No te preocupes. El sabe que es un maniquí-
El marino se marchó de nuevo y el niño feliz con su “mami de embuste” como él la llamaba, la hacía llevar al comedor y que le sirvieran su plato. La sacaba a pasear por los jardines y conversaba con ella. Por las noches la colocaba en una alcoba al lado de la suya para que descansara.
La abuela, pensando que esa situación le haría daño a la psiquis de su nieto, un día que Manuelito fue a la escuela, hizo que los sirvientes bajaran el maniquí al sótano, y lo guardaran bajo llave.
Cuando Manuelito llegó en la tarde buscando a su mami, no la encontró por toda la casa y gritaba como loco:
-¡Mami, mami! ¿Dónde estás? ¡No te escondas!
La abuela le dijo:
-Tu padre vino esta tarde y se llevó a tu “mami de embuste” en su barco.-
El niño lloró y gritó.
–¡No mami! ¡No me dejes solo otra vez!-
Manuelito cayó en una depresión tan grande que la abuela se asustó y llamó al médico de la familia. Éste le aconsejó que buscara una buena enfermera para que cuidara al niño y que, de inmediato, avisara al padre.
El marino mercante se había quedado varado con su barco en un puerto muy lejano y se enteró de la enfermedad del niño como a los tres meses. Tomó un avión y se vino volando a su casa a saber de su hijo.
Llegó una tarde y se asomó sigiloso al jardín donde el niño correteaba, ya repuesto del mal que le aquejaba. Jugaba con una linda mujer
-¡Igualita al maniquí que compraron el año pasado!
Se veía a leguas que el niño y la mujer se amaban. Entonces oyó que su hijito le decía:
-Mami, ¡Cuánto te amo!
-Y yo te adoro, mi niño bello- Contestó la hermosa muchacha.
El hombre, al ver la felicidad de su hijo, quedó prendado de la joven, se enamoraron y a los seis meses se casaron.
Un día la abuela ordenó a los sirvientes que bajaran al sótano y que botaran a la basura la muñeca que allí estaba encerrada bajo llave. Buscaron inútilmente, nadie encontró nada. El maniquí se había esfumado como por encanto.
Y el niño, guiñando un ojo a su padre, decía feliz a sus amigos y familiares:
-Papi ¿Verdad que yo compré en una tienda a mi mami?
Y los presentes sonreían y la maniquí se sonrojaba.
¡Y colorin colorao este cuento se ha acabao!
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