LINTERNITA, EL COCUYO QUE NO QUERÍA ALUMBRAR
CUENTO DE GLADYS LAPORTE
En el pueblito de Cocuyal, vivía Linternita, el cocuyo de lucecita más brillante de toda la región. Ya llevaba tres días refunfuñando en el huequito del árbol donde vivía.
-¡Refunfuña y refunfuña!-
Mamá cocuya le había dicho a sus hermanos que no lo molestaran y Linternita hablaba solo y metiendo cada vez más la cabeza dentro de su dormitorio decía:
-¿Que se creerá Yesquita? Decirme en mi propia cara que la luz de Farolón es más brillante que la mía ¡Que rabia! Yo, tanto que la quiero, y ella !Tan faramallera! Yo la conocí primero. ¡Uff! ¡Uff! ¡Bah! ¡Bah! -refunfuñaba el celoso cocuyito.
Esa misma noche sus padres lo llamaron:
-Linternita! Ven con nosotros! Tenemos una emergencia. La señora Libélula va a tener esta noche a sus hijitos y necesita mucha luz.
- ¡No, no voy! ¡Váyanse tranquilos, a mí déjenme en paz.
- ¡Huy! - dijo la mamá- Dejemos a Linternita. Es verdad que está muy enojado. Nunca lo había visto así tan bravo.-
Linternita se asustó, era la primera vez que se sentía así, negándose a ayudar a alguien pero se dijo:
-¡Bah! Que vaya Farolón no y que su luz es más potente que la mía.-
Poco a Poco Linternita se fue quedando dormido. Oía que estaban tocando la puerta de su casa, pero creía que estaba soñando; al fin se despertó y fue a atender al inoportuno visitante, que era nada menos que la jefa de las obreras de la colonia de hormigas que vivían al pie del árbol.
-¡Buenas noches ¡¿Que desea? -dijo Linternita-
-¡Buenas noches!- dijo la hormiga- He venido a buscarlo para que vaya a alumbrar el cuarto a nuestra reina. Está muy enferma y el médico, Doctor Hormigón, ha dicho que si no se mantiene despierta toda la noche probablemente morirá. Como aún la nueva reina no está suficientemente preparada para asumir sus funciones y tenemos más de cien mil bebés que están por nacer, si la reina muere, morirán con ella. ¡Estamos desesperadas! ¡Ayúdenos por favor! ¡Pagaremos bien!
-¡No, no es por el pago ¡- dijo Linternita- Un favor se le hace a cualquiera. Lo que pasa es que todos se fueron a casa de la libélula, sólo estoy yo.
- ¡Oh por favor, venga! ¡Se lo suplico, ayúdenos!
Cocuyito estaba remolón pues seguía bravo. Se dijo, viendo a la importante hormiga:
-¡Hay que ver, la gente no tiene consideración! ¡Con lo mal que me siento! Pero, no está bien eso de dejar morir a una reina. Bueno, a nadie. ¿Qué le vamos a hacer? No me queda más remedio que ir, a ver. ¿Qué se puede hacer?
Luego alzando la voz le habló a la hormiga:
- Espéreme un momentito, señora hormiga, mientras recargo las pilas.
La señora hormiga se sentó en la sala a esperar al Cocuyito. Linternita fue a la cocina, agarró una marusita y metió dentro un trozo de naiboa y llenó una taparita con un poco de guarapo. Se terció la marusa en el hombro y se dispuso a ir al hormiguero.
Cuando llegaron al cuarto de la reina ésta se encontraba acostada en su cama delirando de la fiebre. Linternita buscó un rinconcito donde acomodarse y. prendió su refulgente lucecita para alumbrarle la noche. Como a las tres de la madrugada la reina preguntó:
-¿Quién trajo ese hermoso lucero? ¿Será que se cayó una estrella? ¿Quién ilumina mi recámara con tan hermosos destellos?
Linternita le contestó:
-No, Su Majestad, no es un lucero ni una estrella. Soy yo el Cocuyo Linternita que he venido a hacerle compañía.
- ¡Oh! ¡Qué bien! Eres un cocuyo bueno, Linternita.
- ¡No, su Majestad que va! Fíjese que vine a juro, porque me daba pena por usted. Es que estaba muy bravo y no quería volver a prender mi luz para alumbrar a nadie.
-¿Y eso, Linternita? ¿Por qué tan grave comportamiento?
- ¡Ah, bueno!.. es que una joven me dijo que otro era mejor que yo y sufrí mucho por eso.
-¡Ay Linternita! No debe importar lo que otros piensen de nosotros Tu debes estar seguro de lo que eres y de lo que tienes…
-¿Le parece?-
-Tu luz es bella y puede guiar a otros. ¡Mírame a mí! Soy reina y lo tengo todo. Los más ricos manjares y no puedo comerlos. Apenas me los llevo a la boca, me vienen las náuseas. Tengo los más lindos trajes y no puedo usarlos, el más hermoso palacio y no puedo pasear por su galerías, los más bellos hijos y no puedo cuidarlos, las hijas más solícitas y no puedo hablar con ellas….
Vio al cocuyo con cariño y prosiguió.
-Sin embargo, Linternita, aquí me ves: luchando contra la muerte. Debo sobreponerme, no puedo abandonarlos ahora. A pesar de mis males estoy alegre, porque cumplo mi misión.
Linternita estaba feliz escuchando a la reina, pero tenía mucha hambre y le dijo:
-Su majestad ¿Me permite que me coma algo que traje? Es para recargar las pilas.
-¡Linternita, pequeño, come, Come! Come sin ninguna pena.
Linternita sacó su naiboa y su guarapo y se puso a comer.
La reina curiosa le preguntó que era eso y Cocuyito le contestó:
- Es naiboa, un casabe con melao de caña y un poquito de guarapo de papelón que hace mi señora madre todas las tardes.
-Dame un pedacito Linternita, para a ver a que sabe.
Linternita le dio un pedacito de naiboa y un sorbito de guarapo a la reina, sin que la vieran los doctores bachacos que estaban aparte, en junta médica.
- ¡Qué delicioso! ¡Es un manjar de los dioses! Y la bebida es reconfortante, no me ha caído mal. ¡Linternita tu comida es milagrosa! Ya me siento mucho mejor.
Ya estaba amaneciendo y por un agujerito en el techo penetraba un rayito de sol. La reina mandó a llamar a la hormiga despensera y ordenó que trajeran naiboa y guarapo y que de ahora en adelante esa sería la comida oficial del reino.
Linternita, contento de haber ayudado a la reina, se fue para su casa a dormir.
Como a las tres de la tarde lo despertó un alboroto de los cocuyos hablando en alta voz. Se asomó a la ventana y pudo ver como cientos de hormigas venían subiendo hasta su casa con regalos tales como frutas, tortas, panes dulces y jalea real. Los mandaba la reina agradecida al Cocuyito que la había salvado. La mamá de Linternita agradeció el gesto y se puso muy contenta con su hijo. También llegó Yesquita, su novia, y le dio un sonoro beso diciéndole:
- Linternita ¡Mi amor! No hay en el mundo luz más bella y fuerte que la que tiene tu bombillito.
Y Linternita se contentó y fue muy feliz con Yesquita.
¡Y Colorín, colorao este cuento se ha acabao!
COMENTARIOS A ESTA ENTRADA:
Anónimo dijo... Took me time to read the whole article, the article is great but the comments bring
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Por Anónimo el 13/10/10
2 comentarios:
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- Johnson
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