GLADYS LAPORTE, LA ABUELA CUENTA-CUENTOS

24 de marzo de 2010 — CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES EN HOMENAJE AL BUEN JESUS DE PETARE, SE REALIZO UNA EXPOSICION EN EL MUSEO DE PETARE, BARBARO RIVAS, EN DONDE TUVO PARTICIPACION LA GRAN CUENTA CUENTOS Y PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO MIRANDA, GLADYS LAPORTE. REALIZADO POR: EDUARDO HERNANDEZ P.N.I.: 5.909 MUNICIPIO SUCRE, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA 03/2010

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jueves, 22 de abril de 2010

SERIE "BUU QUÈ MIEDO" (1) "EL ALPARGATÙO DE MUCUSÌS



Se estaba celebrando una reunión de cumpleaños en el pueblo de Mucusís, habían matado dos cochinos y estaban friendo los chicharrones en un inmenso caldero negro, las llamas del fogón eran las que le daban luz al patio; donde nos encontrábamos conversando todos los familiares y amigos que habíamos acudido a la fiesta; nuestras figuras se veían alargadas y fantasmagóricas, danzando a la luz del fuego.

En el interior de la casa se alumbraban con lámparas de carburo y de querosén. Los niños corríamos por todos lados jugando gárgaro y a las escondidas, cuando nos llamaron para que fuéramos a escuchar los cuentos de fantasmas y aparecidos que hacían los viejos.

Nos sentamos en el patio de tierra sobre trozos de coleto. El primer cuento era acerca de un señor muy viejito que se había quedado viudo y sin más familia. El se iba todas las tardes a las seis para el cementerio a dormir encima de la tumba de su esposa y cuando llovía se metía en un panteón cercano; que por lo viejo ya se le habían caído las rejas de la puerta. Apuntan que cuando el viejo se murió, todas las tardes a las seis; después que dan la hora las campanas de la iglesia, se oyen por las calles del pueblo unos pasos producidos por alguien que arrastra unas alpargatas y dicen los que van por la calle y oyen los pasos y voltean para atrás logran ver a Ño Lucas que va rumbo al cementerio riendo con unas carcajadas cavernosas y la persona que lo ve, queda horrorizada, por eso es que la gente del pueblo de Mucusís se recoge temprano en sus hogares y si por casualidad andan en la calle a esa hora y oyen las alpargatas, nadie se atreve a voltear.

Aún dicen que sucede eso en pleno siglo veintiuno.

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