GLADYS LAPORTE, LA ABUELA CUENTA-CUENTOS

24 de marzo de 2010 — CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES EN HOMENAJE AL BUEN JESUS DE PETARE, SE REALIZO UNA EXPOSICION EN EL MUSEO DE PETARE, BARBARO RIVAS, EN DONDE TUVO PARTICIPACION LA GRAN CUENTA CUENTOS Y PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO MIRANDA, GLADYS LAPORTE. REALIZADO POR: EDUARDO HERNANDEZ P.N.I.: 5.909 MUNICIPIO SUCRE, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA 03/2010

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domingo, 25 de julio de 2010

LA TECLA DE MARFIL


LA TECLA DE MARFIL

CUENTO DE GLADYS LAPORTE

Las ciudades, como los pueblos, son lugares donde se esconden muchas maravillas. Es malo detenerse solo en las cosas negativas. Porque es como mirar sólo las nubes que nos impiden ver el sol. En las ciudades nacen historias maravillosas que sirven para que todos comprendamos la importancia de vivir , de hacerlo con alegría y con sentido de utilidad.
Por eso nuestro cuento tiene que ver con una historia nacida en una ciudad, pero que tiene que ver con la fauna. Si esta historia hubiera surgido en una pequeña aldea, tal vez se hubiese quedado allí, pero surgió para que los niños de todas las ciudades aprendieran a través del amor de los seres humanos hacia los animales.

Lil Rodríguez


En esa gran ciudad hace ya mucho tiempo, vivió una linda y virtuosa pianista que cautivaba a todo aquél que la escuchaba, por la gracia inigualable de sus interpretaciones. Un día después de un concierto recibió un regalo de un príncipe africano. Consistía en una gran copa de oro sostenida por seis elefantes de marfil.
La joven llamó a una de sus criadas africanas y le preguntó el origen del objeto, la criada le refirió que era una especie de tótem de una tribu y que para elaborarlo tuvieron que haber sacrificado como cuarenta elefantes.
La joven horrorizada devolvió el regalo al príncipe con una carta donde explicaba que no lo aceptaba porque había sido causa de la muerte de muchos animales.
El joven aceptó la devolución y le envió una estatua de ébano en sustitución de la anterior, con una carta donde le decía que tenía razón, pero que se diera cuenta que para hacer las teclas de los pianos, donde ella interpretaba hermosas sonatas era necesario sacrificar a más de tres mil elefantes.
La joven pianista se negó a tocar de nuevo el piano.
Cuando el príncipe lo supo le escribió otra vez diciéndole que las plumas de su tocado eran de unas cuarenta avestruces, sus zapatos de piel de cocodrilo, su cartera de serpiente boa y las personas que tenía esclavizadas eran seres humanos de su tribu a las que tenía prisioneras, como el tigrito que tanto amaba y que era su mascota, a los pavos
reales que tenía en sus jardines y los pájaros silvestres presos en jaulas.
La pianista, al leer aquella otra carta dio inmediata libertad a los esclavos que tenía a su servicio, soltó todos los animales incluyendo a su mascota y a partir de entonces sólo se vistió de lino y algodón.
Una vez el príncipe enfermó y el rey llamó a la joven pianista, pues en su delirio el príncipe decía que la amaba y la quería ver.
La muchacha pasó unos días en el palacio, pero el joven moría sin remedio.
Paseando por los salones, la pianista vio un precioso piano, se acercó y pulsó una tecla.
La tecla le dijo:
-¡Toca bella doncella, toca! Toca una hermosa melodía y mi amo sanará.
La joven sorprendida respondió:
- Juré no volver a tocar jamás.
A lo que la tecla respondió:
-Ya el mal está hecho, ya los elefantes de los pianos murieron, pero no debes privar al mundo del virtuosismo que te fue dado como un don.
La joven entonces abandonó las dudas y ofreció el mejor concierto de su vida. Al escuchar aquellas notas, aquellas melodías cargadas de emoción y dulzura, el príncipe comenzó a sanar.
Se salvó, se casaron y fundaron una sociedad para proteger la vida de los animales, sobre todo la fauna salvaje.
¡Y colorín colorao este cuento se ha acabao!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ojalà esto no fuera un cuento sino una realidad. Entonces la vida salvaje no estarìa como està.

MIS PINTURAS