Por: Adalberto Villegas
El abuelo cuenta-cuentos de Guarenas
Aquí en Guarenas hay una iglesia muy hermosa de los Mormones y tienen un mini bosque de ficus; que es un árbol que se da en los manglares. Bueno, allí viven y se crían cientos de iguanas, de todos tamaños y colores que van del verde, al gris y al marrón. Para mí es una belleza contemplarlas cuando bajan a comer, aunque me da un poco de miedo, porque me parece que alguna puede abalanzárseme encima, entonces las veo a través de las rejas. Enfrente de la iglesia hay una escuela que tiene varias matas de mango y las iguanas hacen un desfile atravesando la calle, corriendo el riesgo de que se las lleve un carro por delante y las mande al cielo de las iguanas, pero me he quedado mirándolas y como que saben cuando deben pasar: levantan la cola y pegan la carrera velozmente, se suben por la pared del patio y llegan al árbol. Pero no son todas, parece que solo a algunas les gusta comer mangos.
Un día en que tenía tiempo me quedé observando la procesión, cuando de pronto vi a una gran iguana verde oscuro y el rabo de color marrón -se confundía con las hojas y los palos del árbol- que se subió a la mata donde un jugoso mango rojito la provocaba con su contoneo. La iguana se aferró de su cola a una rama fuertemente y con las paticas de atrás se alzaba y con las de adelante que parecen unos bracitos con manos, meneaba las hojas para acercar el mango a su boca. Le dio varios mordiscos y al último el mango-que era una manga rojita grande-al fin cayó al suelo, pero ya era casi la pepa. La iguana vio muy bien donde cayó el mango y se bajó rápidamente del árbol y terminó de comérsela en el suelo.
Yo me quedé fascinado de observar esta imagen de campo o de selva en plena ciudad, en horas del mediodía. Y como dice mi esposa Gladys Laporte: colorín colora'o este cuento se ha acaba'o…
SITIO WEB DE LA IMAGEN: http://www.flickr.com/photos/elmundoenbici/4274184991/
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