GLADYS LAPORTE, LA ABUELA CUENTA-CUENTOS

24 de marzo de 2010 — CON MOTIVO DE LAS FIESTAS PATRONALES EN HOMENAJE AL BUEN JESUS DE PETARE, SE REALIZO UNA EXPOSICION EN EL MUSEO DE PETARE, BARBARO RIVAS, EN DONDE TUVO PARTICIPACION LA GRAN CUENTA CUENTOS Y PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO MIRANDA, GLADYS LAPORTE. REALIZADO POR: EDUARDO HERNANDEZ P.N.I.: 5.909 MUNICIPIO SUCRE, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA 03/2010

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sábado, 24 de abril de 2010

SERIE "BUU QUÈ MIEDO" (2)EL NIÑO PERDIDO DE MUCUSÌS


Estábamos fascinados oyendo los cuentos de los viejos cuando de pronto una de las mujeres empezó a buscar a su hijito de tres años de nombre Ramoncito y el niño no aparecía por ninguna parte, al rato todo el mundo, que éramos como unas veinte personas, comenzamos a buscar al muchachito, que era un catirito, gordito muy bonito y simpático, buscamos en toda la vivienda y por los alrededores y luego la gente se fue por las calles cercanas y empezaron a preguntar a los vecinos y nadie había visto al niño. En la última casa del pueblo vivía una vieja que era curandera y bruja y cuando le preguntaron si había visto al niño, dijo:-
-A ese se lo llevó el duende de los cochinos, porque él se venga de las personas que matan a los cochinos sin pedirle permiso. Le preguntaron:
- ¿Usted, lo vio llevárselo?
-No lo vi, pero lo oí, pues llevaba arrastrando a un niño que lloraba a grito pelao, por el camino del río, yo no me asomé, porque ese no es problema mío.
Todas las personas corrieron hacia el río y cuando llegaron pudieron ver en la arena, que habían arrastrado a alguien pequeño, porque allí estaban sus huellas. Raudo de la oscuridad surgió un bote que llevaba una luz amarilla fantasmal y en la proa se veía a un niño muy parecido al que andaban buscando, varios hombres se tiraron al río para tratar de detener al botecito, pero cuando más se acercaban, más lejos se veía, hubo uno que se iba ahogando y tuvieron que salvarlo los compañeros. Cuando vieron que era imposible regresaron a la casa, donde la madre estaba loca de dolor y más cuando le contaron lo que habían visto. La mujer corrió desesperada a la casa de la bruja y le preguntó que podía hacer para salvar a su hijito y ésta le contestó que debían hacer un velorio con todos los asistentes y rezar y arrepentirse de matar cochinos, no sólo para comer por hambre sino también para hacer jolgorios con ellos. La mujer que se llamaba Trémula reunió a la gente y se pusieron a rezar y se arrepintieron de matar a los cochinos de la fiesta, así estuvieron hasta el amanecer y cuando todos se empezaron a ir, fueron tomando sus sacos y chales que habían ido dejando sobre una cama y cuando quitaron el último encontraron al niño durmiendo plácidamente debajo de todos los trapos. La gente se fue santiguándose para su casa.

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